Hacer frente a los síntomas físicos
En niños con trastornos del crecimiento son frecuentes síntomas como dolor crónico, fatiga, dolor en las articulaciones y obesidad. Las causas de estos problemas pueden ser múltiples, en función del tipo de trastorno de cada niño.
Resulta muy duro ver sufrir a vuestro hijo, pero hay cosas que podéis hacer para aliviar estos síntomas.
Tened en cuenta que se trata de sugerencias que en ningún caso pueden sustituir a las recomendaciones del médico, a quien deberéis consultar siempre que exista dolor crónico o cualquier otro síntoma.
Dolor crónico
El niño necesitará descansar y también tomar mucho aire fresco. El dolor crónico resulta agotador para el cuerpo y puede ocasionar otros problemas, como fatiga, insomnio e irritabilidad.
Cómo ayudar a vuestro hijo
- Enseñándole a descansar. El dolor consume mucha energía y puede desembocar en fatiga, por eso el niño tendrá menos energía para hacer otras cosas. Aseguraos de que vuestro hijo tiene el descanso suficiente durante el horario escolar y de reservar “tiempo de reposo” para compensar las épocas en que tenga diversas actividades que requieran energía programadas al mismo tiempo. Trabajad juntos para elaborar el calendario que mejor se ajuste a sus necesidades.
- Cerciorándoos de que el niño se toma los analgésicos que le haya prescrito el médico a las horas indicadas, para evitar que el dolor reaparezca entre las distintas tomas.
- Enseñándole a ser flexible, porque es probable que tenga que renunciar a algunas cosas debido al dolor. Ayudadle a aprovechar los “días buenos” en hacer cosas divertidas y a sobrellevar los días “malos” o dolorosos.
- Permitiéndole explorar sus límites. El niño necesita aprender por sí mismo hasta dónde puede llegar y cuándo parar. Siempre dentro de lo razonable, conviene que le dejéis presionarse para averiguar sus propios límites y aprender a cuidar de sí mismo.
- Distrayéndole. Si la atención de vuestro hijo está puesta en otras cosas, el dolor le afectará menos.
- Garantizándole una vida sana, ya que un cuerpo sano se enfrenta mejor al dolor.
Otras personas que pueden ayudar
Profesionales como el fisioterapeuta y el terapeuta ocupacional pueden ayudar a vuestro hijo a hacer frente al dolor. Por ejemplo, pueden enseñarle a evitar el dolor en las articulaciones desarrollando determinados músculos. También es posible que el médico le recete analgésicos. Si os parece que los analgésicos que toma vuestro hijo no le quitan el dolor como es debido, consultad al médico.
Fatiga crónica
Muchas de las recomendaciones para el dolor crónico sirven también para la fatiga crónica.
Al igual que el dolor, la fatiga puede afectar a la calidad de vida, y desembocar en otros problemas como falta de concentración y depresión.
Cómo ayudar a vuestro hijo
- Trabajando juntos, identificando situaciones y actividades que provocan cansancio en el niño. Puede ser una buena idea llevar un diario de los días “malos” para ver si existe algún patrón que pueda causar fatiga. Tened esto en cuenta al planificar la semana y aseguraos de que haya suficiente tiempo de descanso entre actividades. Buscad actividades estimulantes y atractivas para el niño, porque eso le hará cansarse menos.
- Enseñándole a descansar. Son preferibles los periodos de descanso cortos y más frecuentes que un único periodo largo. Buscad huecos para que el niño tenga “tiempo de reposo” después de un día ajetreado. Proporcionadle cosas que hacer o utilizar durante estos ratos para que se relaje y descanse.
- Favoreciendo la práctica de ejercicio. La actividad física proporciona energía. Animad a vuestro hijo a que juegue en la calle y practique algún deporte.
- Manteniendo una rutina. En la medida de lo posible, intentad ceñiros a un horario fijo cada día con una hora establecida para irse a la cama. Así el niño estará mentalmente preparado para lo que se le avecina, y tendrá el descanso adecuado.
- Comunicándoos. Hablad con vuestro hijo acerca de cómo se siente. El estado mental también puede contribuir a la fatiga. Tener un trastorno del crecimiento puede resultar agotador, y es posible que el niño pueda estar atravesando un momento emocional complicado. Hablad con él y animadle a ponerse en contacto con otros niños en situación parecida para entender por lo que están pasando.
Otras personas que pueden ayudar
Tanto el médico como el psicólogo infantil serán de ayuda para hacer frente a la fatiga.
Problemas en las articulaciones
Es importante no sobrecargar las articulaciones y mantenerlas activas. Animad a vuestro hijo a moverse, ya sea practicando algún deporte o simplemente por la casa; esto mantendrá la flexibilidad de las articulaciones y contribuirá a fortalecer la musculatura, así como a evitar aumentos de peso.
La natación es una actividad recomendable ya que el agua y la capacidad natural del niño para flotar soportan las articulaciones. Además, a los niños les encanta tirarse a salpicar, así que también le servirá como alivio y diversión.
Cómo ayudar a vuestro hijo
- Enseñándole a mantenerse en una postura adecuada. Con esto se logra que los músculos y las articulaciones se utilicen de la manera más eficiente, minimizando los riesgos de presión en las articulaciones erróneas, lo que puede causar daños y dolor.
- Favoreciendo la práctica de ejercicio. Si vuestro hijo se mantiene activo, las articulaciones estarán flexibles y se formará más masa muscular.
- Evitando los movimientos bruscos y repentinos, como levantarse bruscamente de la silla o correr escaleras arriba. Aconsejad al niño que se mueva de manera lenta y uniforme en la medida de lo posible, y la práctica de deportes como la natación o el ciclismo.
- Garantizándole una vida sana, ya que mantener un cuerpo sano evitará sobrecargas en las articulaciones, especialmente en caderas, rodillas y pies.
Otras personas que pueden ayudar
El reumatólogo le prescribirá analgésicos a vuestro hijo y le ofrecerá consejos para el dolor y el desarrollo de las articulaciones.
El fisioterapeuta le ayudará a mantener las articulaciones activas y flexibles.
El terapeuta ocupacional le ayudará a moverse de la manera más independiente posible.
Obesidad
La obesidad añade más carga al cuerpo y a las articulaciones, aumentando así el riesgo de sufrir nuevos problemas. Enseñad al niño a comer bien y aseguraos de que realiza ejercicio suficiente para evitar la obesidad.
Cómo ayudar a vuestro hijo
No olvidéis que es mejor prevenir que curar, y perder peso resulta muy complicado para un niño.
Existen tablas de crecimiento especiales para la mayoría de trastornos del crecimiento. Utilizadlas para controlar la estatura y el peso de vuestro hijo. Si se produce un aumento rápido de peso, consultad al médico cuanto antes.
- Ofrecedle una alimentación sana, con una dieta variada rica en nutrientes. Evitad las grasas saturadas y el azúcar. Estimulad en el niño el consumo de frutas y verduras. Más información en el apartado consejos nutricionales.
- Dadle raciones adecuadas. Los niños necesitan energía para desarrollarse. Aseguraos de que vuestro hijo toma raciones lo bastante grandes como para procurarle la energía necesaria para las actividades y el crecimiento diarios, pero no tanto como para que coja sobrepeso. Los carbohidratos complejos procuran energía y son bajos en grasas. Las raciones demasiado pequeñas dejarán al niño con hambre y con la tentación de picar algo no tan saludable y con mayor nivel de grasas.
- Dejad que el niño participe. Dejadle ayudaros en la cocina y contadle lo que estáis cocinando y por qué. Si el niño entiende que la comida es nutritiva a la par que sabrosa estará en condiciones de elegir mejor lo que come.
- Favoreced la práctica de ejercicio. Animad al niño a que juegue en la calle y practique algún deporte. La actividad puede incluir paseos por el bosque o correr por el parque con los amigos.
- Convertíos en un buen ejemplo. Comed sano y haced ejercicio, y vuestro hijo copiará esos buenos hábitos.
Otras personas que pueden ayudar
Consultad con el dietista para obtener recomendaciones nutricionales personalizadas. Él elaborará una dieta sana y os aconsejará acerca de cómo motivar al niño y qué alimentos elegir si debe perder peso.
Los síntomas anteriores pueden afectar a la vida diaria de vuestro hijo y a menudo están relacionados, dando lugar a otras consecuencias.
Por ejemplo, si el niño tiene sobrepeso, es posible que sufra dolor en las articulaciones, lo que dificultará su movilidad y reducirá su capacidad para practicar deporte. Además, será consciente de que su aspecto es distinto y puede que le traten de manera diferente, por lo que el niño se encerrará en sí mismo y perderá a sus amigos. Puede albergar pensamientos de todo tipo y sentirse solo e incomprendido. Ayudarle con los síntomas físicos contribuirá a asegurar que su cuerpo y su mente estén lo más sanos posible y a prevenir complicaciones futuras.